El cuadro presenta un paisaje cerrado de árboles al final de la primavera, con una luz muy intensa. Se distinguen tres fases:
– El césped formando una franja de color denso y vivo.
– Los árboles formando la principal imagen y la más clara.
– Y el cielo, apagado y gris. En alto contraste con el resto de la obra.
La composición es simple y se considera un clásico del impresionismo.