Este cuadro al óleo inspirado en el estilo de Vincent van Gogh, captura la vibrante energía de una bulliciosa escena urbana moderna de la ciudad de Nueva York. La composición destaca un cruce de calles iluminado por las luces cálidas de los escaparates y los brillantes faros de los taxis amarillos. Las pinceladas son gruesas y expresivas, una característica emblemática de Van Gogh, que transmiten movimiento y dinamismo a través de los colores vibrantes y las texturas marcadas.
El cielo nocturno está elaborado con un azul profundo y trazos enérgicos que contrastan con los cálidos tonos dorados y anaranjados de las luces de la ciudad, creando una atmósfera envolvente y casi eléctrica. Las figuras humanas, aunque esquemáticas y con trazos algo imprecisos, logran transmitir el frenesí de la vida urbana. El uso de colores complementarios en las áreas de luz y sombra añade profundidad y dramatismo, mientras que la perspectiva dirige la atención del espectador hacia los rascacielos del fondo, destacando la magnitud y la densidad de la ciudad.
Este óleo fusiona lo clásico y lo contemporáneo, evocando la energía de una metrópolis moderna con la sensibilidad y el estilo del maestro post-impresionista