El cuadro Naturaleza muerta con Manzanas fue pintado el año 1898, en la última etapa artística del maestro Paul Cézanne. Aunque en toda su carrera volvió una y otra vez a este género artístico, fue en esta época cuando Cézanne fue más prolífico en este tipo de cuadros: escenas hogareñas, especialmente relacionada con los elementos de la cocina.
Frutas jarras, manteles y cortinas dispuestos de manera armónica; la profundidad de campo, que se percibe centrada en el observador, junto a la representación de la luz y el espacio, hacen que esta obra sea juzgada por los expertos como digna de un genio.