La pintura al óleo titulada «La Azotea» ofrece una vista impresionante de la ciudad de Nueva York desde una terraza elevada. La obra captura la esencia dinámica y vibrante de la metrópolis, destacando la mezcla de arquitectura clásica y moderna que caracteriza a Manhattan. En primer plano, una terraza amueblada con sillas y mesas invita a la contemplación, rodeada de vegetación que añade un toque de naturaleza en medio del entorno urbano.
El artista utiliza una paleta de colores cálidos y fríos para resaltar la luz del día que baña los edificios, creando un contraste entre las sombras profundas y las superficies iluminadas. Los detalles minuciosos en las fachadas de los edificios, desde los ladrillos hasta las ventanas, muestran la destreza técnica del pintor. Los rascacielos icónicos, como el Empire State Building y el Chrysler Building, se alzan majestuosamente en el horizonte, enmarcando la composición y guiando la mirada del espectador a través del paisaje urbano.
La perspectiva lineal de las calles que se extienden hacia el horizonte crea un sentido de infinitud y movimiento, capturando la energía constante de la ciudad.