Se trata de una visión invernal de la pequeña isla formada en el Sena, en la ciudad de Ruan. La obra es gélida y exhala soledad, quietud y melancolía.
Los tonos blancos están construídos con suaves puntos de colores apagados, que conforman las formas que se distinguen en el lienzo: farolas, chimenea humeante, bote, agua, cielo y vegetación.