Este cuadro captura una escena urbana vibrante y llena de vida en una concurrida plaza de una gran ciudad, probablemente Madrid, dado el estilo arquitectónico y el letrero de la estación de metro. El cuadro se centra en la entrada del metro, destacada por un letrero rojo y azul que se alza sobre un soporte de hierro forjado, elegante y detallado.
El artista utiliza una paleta de colores cálidos y tonos dorados que bañan los edificios y las calles, sugiriendo un momento del día al atardecer. La luz del sol crea reflejos en las ventanas y en el pavimento mojado, añadiendo una sensación de frescura y profundidad a la escena. Los edificios circundantes, con sus fachadas clásicas y balcones detallados, enmarcan la entrada del metro y aportan un sentido de grandeza y historia.
La multitud de personas que transitan por la plaza está representada con pinceladas sueltas y dinámicas, capturando el movimiento y la actividad diaria de la ciudad. Los transeúntes, con sus abrigos oscuros, contrastan con la luminosidad de los edificios y el cielo, creando un equilibrio visual que enfatiza la energía del lugar.
El reloj en una de las torres cercanas y los letreros iluminados de las tiendas añaden autenticidad y detalles a la escena, proporcionando un contexto urbano realista.