Esta tela pertenece al período artístico más temprano del pintor, fue para decorar la Iglesia y hospital de la Caridad de Sevilla (ver en Wikipedia), una casa de hospicio creada para acoger a los más desamparados. El padre como figura de Dios, recibe al hijo que se había perdido y ahora regresa, el perrito significa que la escena pretende ser totalmente terrena y no mitológica.
En muchas ocasiones se ha pintado este pasaje bíblico, se considera esta una de las mejores conseguidas de todo el período, ya que expone de manera eximia las expresiones faciales y corporales de los personajes. La composición en cuanto a coloración iluminación y fondo recuerda a las obras de Tiziano.
Otra de las famosas pinturas de la misma temática es esta conocidísima versión, realizada por Rembrandt, que cuenta con un marcado estilo barroco de la escuela flamenca.