Este es uno de los diseños de la serie de mujeres bañándose en barreños y bañeras.
Parte de la inspiración para realizar estos motivos la encontró en las famosas estampas japonesas, de las cuales Degas era un ávido coleccionista.
Todas modelos tienen el rostro escondido al espectador. La expresión facial en este caso es prescindible, el artista busca concentrar la atención en la actividad, la anatomía y la acción de los personajes.
El cuadro, con fondos de tonos azules y púrpuras, resalta al personaje principal y su cabellera color cobrizo. Los rojos anaranjados y algo opacos, bañan la luz y los reflejos en el barreño, entablando un diálogo con el rojo del suelo y el de la silla, creando una relación de dimensiones única.