Obra plasmada de símbolos donde el autor, con una destreza ya demostrada, abre el lienzo para llenar nuestros ojos de una multitud de mensajes, los cuales han sido objeto de extensas interpretaciones por parte de los expertos.
Las representaciones más patentes son:
La transición de la niñez a la vejez, mostrada por las tres mujeres de izquierda a derecha; la luna sobre los dos jóvenes centrales manifiesta el carácter pasional del lienzo; la chica de blanco, representa la inocencia, mira al futuro (hacia la derecha) con gesto ilusionado; la joven de en medio mira a su hombre y está sumergida en la entrega mutua; y la mayor de ellas mira al pasado (hacia la izquierda) con un gesto de amargura.
Veinticinco años más tarde, el artista pintará el mismo diseño, en una versión muy similar.