Se trata de uno de los cuadros más coloridos del pintor, la técnica es casi puntillista, recordando a Seurat. Construye con miles de manchas de colores, un paisaje en lo alto de una colina donde 4 mujeres y un mozo trabajan en la recolección.
El horizonte curvo otorga a la obra una dinámica exquisita donde los elementos: personajes, árboles, cestos, carruaje, sombra y luz; quedan envueltos en la armonía propia de la vida campestre.