Retrato con un notable trabajo del claroscuro, que presenta el rostro de un apóstol, no se sabe exactamente que personaje bíblico es, pero se conoce que no es ni Santo Tomás ni San Pablo, ya que se presume que el lienzo originalmente (antes de ser recortado), ya incluía a estos dos santos.
Los expertos no aseguran al 100% la autoría del lienzo, sin embargo, por las características de la pintura se puede atribuir con escaso margen de error, al estilo que el pintor desarrolló entre los años 1619 y 1620.