La obra representa el paisaje que el propio pintor veía desde su apartamento el 30 de junio de 1878, día que recientemente se había declarado como festivo nacional bajo el nombre de «Día de la Paz». Un periodo de prosperidad después de tiempos convulsos en la sociedad francesa. Atrás quedaba la sangrienta Guerra Franco-Prusiana y la división de París, que asolaban a Francia hace menos de una década.
Los personajes de la pintura, ricos y pobres, y la calle engalanada con banderas nacionales, muestran una visión emocional y optimista de la situación y los tiempos venideros.