La obra «El Retorno del hijo pródigo» fue pintada entre los años 1963 y 1965 por el holandés Rembrandt, pintor y grabador, máximo exponente del estilo barroco.
Los elementos del cuadro no han sido dejados al azar, se han realizado estudios de cada detalle, expresiones de los rostros, posturas corporales, colores e iluminación, cada aspecto está minuciosamente pensado por el pintor, atendiendo a su propia Fe.
La escena representa la parábola del hijo pródigo, narrada en el capítulo 15 del Evangelio de San Lucas, concretamente, cuando el joven arrepentido y avergonzado regresa a la casa del padre, después de haberse gastado toda su hacienda. Al verlo a lo lejos, el padre corre a buscarlo con alegría, y el hijo se postra ante él. Para explicar el acontecimiento el padre grita a todos: «Este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado». Mientras, el hermano mayor junto con sus amigos, lo miran con desprecio.
Actualmente la obra se encuentra expuesta en la pinacoteca del Museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia.