Este maestro del impresionismo es considerado un genio a la hora de pintar la luz en la naturaleza. Pissarro sabe captar los efectos de cada hora del día y época del año en todo tipo de paisajes, de hecho, muchas veces pintó un mismo paisaje en diferentes estaciones del año.
En este caso el cuadro muestra una tarde (sombras largas) de verano (coloración cálida) muy luminosa. Al fondo y a la izquierda se aprecian dos carruajes, a la derecha una campesina trabajando. Destaca el contraste de cielo casi abierto en primer plano, con los nubarrones grises en el punto de fuga.