Esta obra fue pintada hacia el final de la carrera de Pissarro, según el propio artista comentó sobre este paisaje: «Estoy encantado de pintar estas calles de París, que la gente considera feas, pero que son tan dinámicas, luminosas y vitales…».
La obra está hecha con pinceladas gruesas y rápidas, las manchas de color construyen el paisaje y la luz, estas dejan ver la multitud de carruajes y elementos de la urbe.