En Alemania se comienzan a fraguar los movimientos intelectuales que más tarde desencadenarían en el nazismo. Aunque la miseria estaba a la orden del día, había un deseo social de progresar, volver a tiempos de placeres, bohemia y diversión. Ahí es donde encaja este cuadro, el cual es toda una declaración de intenciones, una idealización de los buenos tiempos.
En cuanto al estilo de la pintura, se hace evidente la influencia expresionista, en el dibujo de figuras y especialmente en le elección de colores, lo cuales rozan lo irreal.