Murillo era un experto en dar a sus obras un halo de encanto, nostalgia y picardía, de ello esta obra es un gran ejemplo. Presenta a dos jóvenes mozas mirando por la ventana, al centro e iluminada totalmente una de ellas que mira al espectador esbozando una sonrisa enigmática y tranquila. Tras ella, a media luz, la otra joven tapa con un pañuelo su ávida risa. Los ropajes de ambas, típicos españoles de la época indican estrato de clase media alta.
Las dimensiones de los personajes son de escala 1:1, hecho a propósito con la intención de que la pintura tenga más impacto ya que se asemeja más a una auténtica ventana con las chicas mirando, este mismo recurso pictórico es común encontrarlo en la escuela flamenca del siglo XVII, por ejemplo en: Jan van Eyck, Rembrandt o Rubens.