Los dos niños son Juan el Bautista y Jesús, quien da de beber al primero en una concha. Aunque la escena no es bíblica si es una situación perfectamente plausible, ya que ambos eran primos y cercanos durante su niñez.
Esta es una de las obras más reconocibles del pintor, combina los elementos en el que el artista más se manejaba: la pintura de niños y el estilo barroco. Por ello logró una composición bella y equilibrada que ha sido reproducida en innumerables veces en todo tipo de soportes incluyendo láminas, camisetas y otros objetos de moda y decorativos.